Tal vez esta vieja barca, pudiera contarnos mil historias, de cuando tiempo atrás salía a navegar.
Historias de madrugones y trabajo, de lucha contra los elementos, para, al final del día, devolver a su dueño a casa con la recompensa del trabajo realizado.
Historias de sudor y esfuerzo, de callos y grietas en las manos, de redes rotas y cómo no, de cuando era útil. De cuando servía para un propósito.
Pasa el tiempo, como para todo en esta vida, y de repente, aquello que día a día nos sirvió para un propósito, deja de servirnos, y se arrincona y abandona a merced de ratones y arañas, que harán de ella su nuevo hogar, olvidándonos de todas aquellas historias que aquella vieja barca nos podría contar.
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